<h2 style="clear: both; text-align: left;"> <span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif; font-size: x-large;"><span style="color: #0b5394;">Reseña:</span> <span style="color: #cc0000;">Nadie como tú,</span><span style="background-color: white;"><span style="color: #0b5394;"> de J. A. Redmerski</span></span></span></h2>

Tengo que reconocer que ni se me había pasado por la cabeza leer este libro. No sé explicar por qué, pero supongo que me esperaba un romance pasteloso y pesado escondido tras ese título y la escena de la portada. No le di una oportunidad a la sinopsis siquiera.

Pero las casualidades con las que nos encontramos a veces... La semana pasada me topé con una portada preciosa y cuando leí por encima la sinopsis que la acompañaba pensé que sería mi próximo libro en inglés por mucho que me costara leerlo. Tres días después descubrí en una entrada de El rincón de Leyna que The edge of never, el libro que me había entrado por los ojos, era la versión original de Nadie como tú; es decir, que estaba traducido y yo lo había desechado nada más verlo por la blogosfera. 

Y una vez más, para variar, me salté todos los libros que tengo pendientes en la estantería y en la tablet y comencé leerlo y lo terminé en poco más de un par de días. Y no me ha durado menos porque no podía sacar más tiempo. Imaginaréis ya qué me ha parecido...

Nos encontramos con Camryn, una chica de 20 años con una vacía y a la vez llena de infelicidad. No es difícil identificarse con el sentimiento que puebla la mente de la protagonista, y que a muchos nos ha abordado más de una vez; ese que hace preguntarnos qué estamos haciendo realmente al repetir día tras día y semana tras semana lo mismo. Un pensamiento que nos pregunta si no hay algo más que lo que tenemos delante. Pues este es el panorama que llevará a Cam a romper con todo y recorrer estado tras estado en un viaje en el que no estará sola, Andrew se sumará al viaje que todos necesitamos en algún momento.

"Me pregunto qué coño hago aquí. Incluso en este preciso momento. En esta cafetería con esta chica a la que conozco de casi siempre. Ayer pensé en por qué tenía la necesidad de levantarme exactamente a la misma hora que el día anterior y hacerlo todo igual que el día anterior. ¿Por qué? ¿Qué nos empuja a hacer las cosas que hacemos cuando en el fondo una parte de nosotros quiere romper con todo eso?"

Me han parecido tan buenos tantos aspectos de esta novela que no sé por cuál empezar. Los personajes están perfectamente definidos, son tan carismáticos que enamoran (¿es posible que exista alguien tan perfecto como Andrew, por cierto?). Resulta realmente fácil empatizar tanto con Cam como con Andrew, quizá no compartamos la misma visión de la vida o sus comportamientos, pero llegamos a meternos en su piel y comprenderlos. A pesar de que el resto de personajes apenas tienen hueco en estas páginas (amigos y familiares en su mayoría), ha sido tan bueno lo que he visto de ellos que me he quedado con ganas de saber más: tal vez algún libro de uno de los hermanos Parrish...

Y no sólo los personajes son algo para alabar, la forma en la que está escrito el libro es lo que suelo buscar en todos cuando lso empiezo. Está narrada en primera persona por Camryn primero y alternando capítulos con Andrew más tarde, no me imagino otra forma mejor en la que podamos vivir mejor y con tanto detalle las vivencias de los protagonistas. Aún recuerdo el primer capítulo de Andrew, cuando lo estaba leyendo descubrí el por qué de tantas cosas que no hubiese imaginado si no fuese desde dentro de su mente (ya sabréis a lo que me refiero si llegáis a leerlo); me dieron ganas de buscar a Redmerski personalmente para estrecharle la mano y decirle lo ingeniosa que era la jugada (mini punto para Redmerski y punto para Andrew).

Tiene una estructura perfecta, y los diálogos son simplemente geniales: humor, ironía, sufrimiento, deseo... y de forma cercana, usando expresiones y lenguaje que se escuchan hoy en la calle a la gente de veintitantos, sin caer en el error de abusar de la jerga llevándola a algo exagerado. 

Tampoco explota la moda de escenas-de-sexo-que-meto-así-porque-sí que dejó como regalo el éxito de 50 sombras de Grey. Haberlas haylas, pero están justificadas y se hubiese perdido un granito de tensión y emoción sin ellas. 

Algo más que es imposible pasar por alto es la habilidad de la autora para plasmar pensamientos y sentimientos tan profundos en una simple frase. Este libro es una mina de citas, tengo un montón de marcadores y es una pena que muchas no las pueda poner aquí (para no quitarle la magia al libro y alejarme de los spoilers, así os mantendréis enganchadas al libro las más de 400 páginas).

"Nadie quiere hacer lo que yo quiero hacer [...] Nadie quiere salirse de su zona de seguridad para hacer eso conmigo porque no es algo que haga la mayoría de la gente. Tenía miedo de decirle a mis padres que no quería ir a la universidad porque era eso lo que esperaban que hiciese, acepté un empleo en los grandes almacenes porque mi madre esperaba que me llenara de algún modo..."

Aunque no hay demasiada acción es una lectura totalmente adictiva porque vemos cómo se va creando algo tal como ocurre en la vida real, poco a poco y con conversaciones sobre temas sin importancia que van yendo cada vez más allá. Justamente son estas charlas banales las que podrían hacer la lectura más lenta, aunque son necesarias para no tener la sensación de que todo pasa en un abrir y cerrar de ojos, le dan más naturalidad. Por supuesto cuando hablo de algo real me refiero a la forma en la que sucede, no a la situación, no todos nos liamos la manta a la cabeza y vamos por Europa.

Hay un pequeño detalle que aumentó mi ansia lectora, un misterio que me tenía un poco mosca y que no llegué a resolver hasta que tuve el desenlace encima porque, aunque te está extrañando, no te paras en razonarlo mucho. Parece que no tiene importancia por las pocas referencias que se le hacen.  Un par de frases que están repartidas por el libro sin demasiado importancia para que no te centres en pensar demasiado la solución, pero que tengan ese algo para que no las olvides... y ya está la intriga sembrada sin que salte la liebre. 


Los últimos hechos son algo precipitados, podían haber dado más de sí, pero en general me ha parecido un buen final. Aunque creo que uno más cruel hubiese sido inolvidable (suelo preferir los felices, pero hay veces que los peores finales dan un golpe final al libro impresionante).

Cuando llegué a la última página me quedé con ganas de más, más de Andrew y Cam o más de esta autora; no querría haber acabado tan pronto un libro tan fascinante. Es lo bueno y lo malo de este tipo de libros, te llenan y te calan tan hondo que después acompañan tus pensamientos durante semanas.  Pero aún no ha terminado todo, The edge of always es la secuela del Nadie como tú, aunque supongo que todavía quedará bastante hasta que se publique en español.